Las organizaciones comunales en Colombia están de celebración. En estos 50 años de existencia jurídica, las juntas de acción comunal, fueron y seguirán siendo el motor de desarrollo de la infraestructura básica de las veredas, barrios, poblaciones, municipios y de las grandes ciudades de este país, con la implementación amigable y fraternal, de los convites, mingas, mano alzada, ollas comunitarias, de todos los actores necesitados de desarrollo. Estas organizaciones fueron creadas por la ley 19 de 1958.
En las organizaciones comunales, encontramos el mejor voluntariado social en Colombia, sin lugar a dudas que en ellas está la gente más buena, sencilla, y honrada, que trabaja desinteresadamente por el bienestar de sus conciudadanos, dedicando su tiempo libre, el de su trabajo, y hasta el de su familia, a buscar soluciones a las carencias generales e individuales de los menos favorecidos por los voraces gobiernos que cada día hacen que los pobres sean más pobres y los ricos cada vez más ricos y estas adquisiciones de obras o de mejoramiento social, lo logran con la gestión denodada y en casos hasta quijotesco por lo dura y difícil tarea y que en muchos casos se torna imposible para lograr adquirir la solución en búsqueda de un desarrollo integral de su comunidad y de su municipio, por el engaño permanente de los ente estatales, nacionales, departamentales y municipales.
En las juntas de acción comunal son más de 8’500.000 los afiliados en más de 47.000 juntas de acción comunal y juntas de vivienda comunitarias creadas y funcionando; órganos de primer nivel comunal, con mas de 820 asociaciones municipales y por comunas en los municipios de Colombia, órganos de segundo nivel comunal, con 32 federaciones comunales departamentales, órganos de tercer nivel comunal, y con una confederación nacional comunal, órgano de cuarto nivel de la estructura comunal.
Para las organizaciones comunales, es de vital importancia la organización, la planeacion, la capacitación y el conocimiento, para lograr las condiciones mínimas y básicas, de desarrollo de la comunidad, de un pueblo, de la región y de la nación, y en especial para permitir que el conocimiento se transforme en conciencia, como condición indispensable para el cambio de rumbo, porque en el que hoy esta inmersa, por la maquiavélica degradación por acción de la politiquería, prácticas de las cuales todos tenemos mea culpa, y que nos permearon, socavando y acabando con los propósitos meramente comunales, para convertirnos en borregos de la clase seudo política y esta apreciación es una realidad nacional, de la cual debemos sacudirnos, para liberarnos de ese lastre vergonzoso para la acción comunal.
Por: Santiago Gómez Ruíz
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